Llora y se inquieta
Se altera.
Nos quita el sueño
Porque él no lo concilia.
No es cruel,
Es solo un gigante de tierra y agua
Que sufre en silencio
Y que cada tanto nos pide
Que lo miremos.
Somos huéspedes de sus ramas
Y él, el mejor anfitrión.
pero hoy más que nunca
nos recuerda que somos de papel.
Con dedicatoria a Japón pero también a nuestro hermoso y herido planeta.