domingo, 7 de agosto de 2011

Encuentros subterráneos del tercer tipo.


Esos amantes subterráneos que se comen a besos, ante los ojos de las multitudes, sin pudor y sin prisa, en los pasillos más transitados, donde el aire se hace menos y el calor de la tierra se concentra abrazándolos en una especie de comunión. Ellos nos demuestran que no hay mayor prisa que la de llegar al placer más profundo de lo prohibido, ese que pemanece vigilado por las miradas juiciosas. Su amor puede ser efímero y pasajero, pero tan casual y repentino como el punto de encuentro entre dos direcciones opuestas. Ocurre entonces que el tiempo se detiene para fundirse en un beso interminable. Encuentros subterráneos del tercer tipo, donde el pudor no alcanza a llegar, pues se queda resagado entre las multitudes. Parejas que hacen el amor sin hacérselo y que nos dan una lección de amor para los que corremos en busca de él, sin detenernos un segundo a verlo pasar frente a nuestros ojos.