lunes, 25 de mayo de 2009

QUE LA NIÑA ESCRIBA SU CUENTO


Hablando de las cosas que hacen la vida más rica, me encuentro vaciando mis ideas al aire, pensando en el texto de un libro para niños. Nada más emocionante y honesto que hacer dibujitos...más aún cuando estos tienen una historia y un significado.

Cualquiera pensaría que, como tal, un cuento para niños, es una gran responsabilidad, pues de él depende la formación intelectual del chamaco, junto con otros tantos libros de texto por los que pasan sus ojitos inocentes a lo largo de tantos años de escuela, sin embargo, he aquí mi punto:

Los sueños y la fantasía de los cuentos, son más carne aún que cualquier enseñanza en forma relacionada con cualquier materia establecida en cualquiera de las boletas institucionalizadas en las escuelas.

Es mejor hacer volar la mente hasta lugares inimaginables, no darles todo tan digerido y tan exacto. Mejor hacerlos pensar que ellos son dueños de su propia realidad e incitarlos a la duda imaginativa, al sueño de colores. 

Y si escribo esto, es con la idea de auto convencerme de que más allá de pensar en un diálogo perfecto, un principio y un final impecables, tengo que volver a ser niña, entender que la cabeza relajada y sin barreras hace más que aquella que se mantiene congelada ante la duda, tan racional y tan aburrida.

Fin y principio.

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