miércoles, 11 de noviembre de 2009

A UN CULITO DEL ÉXITO

Ni pechos de ensueño,  ni ojitos pispiretos, ni nalguitas de Niurka, soy una mujer y punto. Me daclaro inexperta en las artes felinas de la coquetería; me cuesta, me confunde y me incomoda actuar como una muñequita de porcelana que parpadea y hace ojitos a la menor provocación. Pero bueno, ¿a quién le importa mi caso? Mejor vayamos al caso particular de las mujeres seductoras por naturaleza.

¿Será real que las mujeres de prendas untadas, escotes indecentes, boquitas de pollo y candentes contoneos, tienen más exito en su vida profesional que las que vivimos dejando la coquetería a un lado, una vez iniciada nuestra jornada laboral? ¿Acaso el escote ayuda a aumentar la productividad y genera mayores ganancias para las empresas?

Antes de llegar a conclusiones que me hagan acreedora al gran premio de la gandalles de género, quisiera repasar el tema de la sexualidad laboral en nuestro País. Resulta que el tan afamado término machismo, acuñado en México desde tiempos muy lejanos (incluso mucho antes de que cualquiera de los que vivimos en este planeta recordemos) es el principal antecedente del acoso sexual, una práctica bastante frecuente en estratos sociales altos como en bajos. Podríamos hablar de que dicha práctica es una de las  tantas características que definen al machismo y lo conforman como el concepto social por excelencia de la cultura mexicana. No por nada, la mujer en México es la que sufre más a causa de estas conductas humillantes dentro de su ambiente laboral. Hablando en términos sociales de rol vemos: por un lado a un hombre etiquetado como "productor dominante" y por otro lado a la mujer asumida como "Reproductora sumisa". De esta manera el acoso sexual es la más pura representación del desequilibrio existente entre la relación hombre-mujer.

Hace apenas unos meses viví de manera indirecta la más profunda de las injusticias. Esta era una mujer que de cuerpo tenía lo que de cara le hacía mucha falta, o como quien dice, tenía cuerpo de camarón, pues sin la cabeza todo lo demás estaba bueno. Ella, por  no decir su nombre, lucía todos los días un guetluc que la hacía parecer la más limpia y pura de entre todas las castas. Todo lo contrario, ella estaba muy lejos de ser la mujer más limpia de todas, no sólo por sus sucias aventuras, sino porque encima de eso, ella va por la vida jugándole sucio a la inocencia de directivos que carecen de ojos para ver el lado neuronal de las personas. Así es como la tal "Ella" consigue trabajo de manera admirable.  ¿Cómo se vende? ¿Qué dice? ¿Cómo lo mueve? No tengo idea y me gustaría no vivir la experiencia para contarla. El punto es que esa personita que habita en el limbo de su cuerpo, cargando la enorme masa cerebral sin uso, va ganando en el partido de la vida, en la cadena alimenticia. La fuerza de sus pechos y la flexibilidad de sus piernas la hacen orgullosa representante de los valores Jovencitas accesibles 2008 ¿Ella es la que me roba el bolillo?.

Quiero y espero que no sea así. Que la estética y la dulzura de Maria Sharapova apenas pueda contra la fuerza masculita y el cuerpo atlético de Ana Gabriela Guevara; Que la elegancia de Hilary Clinton se averguenze ante el porte narural de Rigoberta Menchú; Que Britney nos de una lección de vida, tirando cada vez más su vida, escribiendo más paginas en la biografía de la reina que vio el éxito y lo dejó ir. Que seamos exitosas sin hacer uso de nuestros pocos o muchos atributos. 

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